Natagaima ha vivido épocas doradas y otras épocas de muy poco esplendor. Fue una joya colonial en el centro del Tolima Grande (cuando se disolvió el Tolima Grande, Natagaima pasó de estar en el centro, a estar al sur del Tolima), también capital del estado soberano del Tolima Grande, territorio del folclor y la música tradicional del Tolima, importante puerto sobre el Magdalena, y con la llegada del ferrocarril en 1925 un importante nodo de comunicación entre el centro y el sur.
Y son las fotografías relacionadas con el ferrocarril, las mas relevantes dentro de las colecciones de la ciudad, y por supuesto de las colecciones incluidas en la Fototeca. Es un hecho histórico fundamental, y existe un amplio registro de la construcción, la inauguración de la estación, la llegada del primer tren y de muchos más a lo largo de existencia de los ferrocarriles, un momento de alegría para una comunidad, cuyos muchos habitantes pueden trazar sus líneas familiares hasta eventos de la colonia y la conquista, un orgullo que se transmite tempranamente a las escenas captadas en las fotografías, tanto en eventos privados, cómo públicos.
Pero esas, en muchas ocasiones, suntuosas fotos ayudan a reflexionar sobre un aspecto de la fotografía y su oficio, la reflexión sobre la democratización y el acceso de la fotografía. Ver las colecciones de Natagaima ayuda a comprender que la fotografía era inicialmente un lujo, un oficio costoso que solo podían pagar personas o familias prestantes para registrar lo que ellos consideraban valido para conservar en sus álbumes, y aquello que no ameritaba el costo de hacer parte de la foto, sencillamente se colaba, así por ejemplo: las comunidades originarias, primeros habitantes del territorio solo aparecen, solo si por casualidad pasaban o estaban al fondo del encuadre de la fotografía, o cuando eran considerados individuos de estudios seudo- antropológicos o meras curiosidades para compartir en ámbitos intelectuales o sociales privados de los que tomaban las decisiones de qué registrar y qué no.
Hoy en día, prácticamente, todos tenemos la posibilidad de realizar una foto, la tecnología ha democratizado el oficio, permite que todos, sin importar conocimientos en fotografía y luz, clase social, etnia, nivel educativo, pensamiento político podamos hacer registro de lo que queramos, en el momento que se considere importante o irrelevante o podamos hacer parte de la fotografía.
Es interesante notar en las colecciones de Natagaima parte de este proceso de accesibilidad y democratización, que permite ver la evolución del relato social y comunitarios de la población y así mismo el enfoque de la fotografía y hacía donde cambia la dirección del lente, a medida que pasa el tiempo.





